Comprendo tu situación y alabo los momentos en los que, conmigo, mantienes la entereza y la compostura en vez de romper tu ánimo y desmoronarte. Comprendo que no todo ha sido como habías planeado, aunque es bien sabido que los planes son para romperlos. Y sé que cada uno de tus tequieros salen con un esfuerzo superior al imaginable. Lo sé.
Sólo quiero que seas capaz de perdonarme, porque por el hecho de quererte también me duele que te cueste tanto apenas quererme. Que haces mil cosas para compensar eso y que no quiero que las hagas porque lo que quiero es que me ames, pero sé que aún no se puede. Yo me engaño casi a diario para no creer todo lo que sé; me engaño porque soy un cobarde que huye de lo que duele, pero que a cada sonrisa tuya encuentra un descanso y reposo para su alma engañada.
Aún recuerdo esas mañanas que sonreías al saludar y entonces sí que veía el amanecer, que me giraba con cuidado en cafetería o me sentaba junto a las taquillas sólo para verte. Recuerdo cuando tú pensabas que te odiaba o algo, pero que yo vivía mi temblor y mi miedo a hablar delante tuya, por si decía alguna estupidez y pensabas "qué tío más tonto". Recuerdo cuando me fui a un concierto que me daba exactamente igual, con el planteamiento de quedarme allí toda la noche, pero... ¡¡¡habías quedado conmigo!!! No me lo creí. Incluso cuando llegué y vi que no estabas, me temí que no llegaras a ir...
Y con todo, con el amor y con el dolor, con tus sonrisas y tus lágrimas, con tu inocencia y tu madurez, con tu cariño y con tu "vuelve a casa para mí"... con todo ello, yo... te quiero. Y tengo esperanza de que algún día, quién sabe cuándo, tú fueres capaz de decirme lo mismo antes de darme ese expresivo beso que me jure que todo ello es verdad... por y para siempre.
Fragmento
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 chansons:
Publicar un comentario